Hace unos días se hizo tendencia una publicación en la red social Twitter, donde Adriana Solano, comunicadora social, realiza una denuncia pública de las condiciones de maltrato en las que se encuentra el elefante “Tantor” del zoológico de Barranquilla, ya que en la foto se evidencia que se encuentra en un espacio reducido, sin ningún refugio, solitario y poca vegetación. 

Aunque las condiciones del elefante causaron revuelo hasta ahora, “Tantor” lleva en este zoológico más de 26 años, ya que según el sitio, éste fue rescatado por los entes encargados de identificar tráfico de fauna silvestre y exótica. Incluso, en el 2017 se publicaron varias noticias, donde hacían alusión al éxito de  una operación odontológica que se le realizó en el lugar. Aún el zoológico no ha respondido a la situación, pero queda en entredicho si realmente los zoológicos rescatan a animales para proporcionarles mejores condiciones o por el contrario prolongan el sufrimiento del animal.

Lo que sí es claro, es que los zoológicos no brindan más allá de la admiración, entretenimiento, e información sobre la especie a la que pertenece y las razones por las que está allí. Estos, deberían brindar una educación y hacer acciones realmente ejemplares, que permitan generar una conciencia frente al maltrato animal y la forma en la que se puede denunciar actos de cautiverio, para que la comunidad también se haga partícipe y tome decisiones oportunas, adecuadas y críticas cuando se enfrente a una situación particular. 

Finalmente dejo como reflexión, que la acción humana irracional, individualista y poco consciente está generando daños irreparables en las especies animales y vegetales, y que al final, si no realizamos algún cambio, sólo se generarán consecuencias negativas para nosotros. Ahora ellos sufren, después será nuestro turno.